Virgen Santísima y Madre nuestra amada, escuchamos con dolor las quejas de vuestro Corazón Inmaculado, rodeado de las espinas que a cada momento ponen en él los hombres ingratos con sus blasfemias e ingratitudes.
Movidos por el ardiente deseo de amarte como Madre nuestra y de promover una verdadera devoción a tu Inmaculado Corazón, nos postramos a tus pies para probarte el dolor que sentimos por el dolor que los hombres te causan y para reparar, mediante nuestras oraciones y sacrificios, las ofensas por las que los hombres corresponden a tu tierno amor. Obtén para ellos y para nosotros el perdón de tantos pecados. Una palabra tuya nos alcanzará a todos la gracia y el perdón.
Apresura, Señora, la conversión de los pecadores, para que amen a Jesús y dejen de ofender a Dios, ya tan ofendido, y eviten así el castigo eterno. Vuelve hacia nosotros tus ojos misericordiosos, para que en adelante amemos a Dios con todo nuestro corazón mientras estemos en la tierra y gocemos de Él eternamente en el Cielo. Amén.
Católicos en red 