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Frutos y efectos de la Pasión de Cristo

Santo Tomás de Aquino en su Suma Teológica (Ill, 49) expone seis efectos de la Pasión. Cristo por su cruz nos liberó del pecado, del poder del demonio, de la pena del pecado, nos reconcilió con Dios y nos abrió las puertas del cielo; mereció su propia exaltación.

Ahora bien la Sangre divina derramada durante la Pasión llega hasta nosotros mediante los sacramentos cual canales que conducen el agua hacia muchos lugares para dar la vida y la salud. Hay dos sacramentos destinados a borrar el pecado: el bautismo y la penitencia, o sea confesión. El bautismo borra el pecado original y los pecados personales si el bautizado tiene el uso de razón. La penitencia borra los pecados cometidos después del bautismo.

¿Qué es la penitencia? “La penitencia es el sacramento por el cual nuestros pecados, cometidos después del bautismo, quedan borrados, en virtud de la absolución del confesor”.

¿Quién instituyó la Confesión? Nuestro Señor Jesucristo, el día de su resurrección, apareció a los Apóstoles que ya habían sido ordenados sacerdotes el Jueves Santoy les dió el poder de perdonar los pecados cuando dijo: “Recibid el Espíritu Santo: a quienes perdonareis los pecados, les quedan perdonados y a quienes los retuviereís, retenidos quedan” (San Juan 20,22). Dijo también: «Todo lo que atareis sobre la tierra, será también atado en el cielo y todo lo que desatareis en la tierra será también desatado en el cielo” (San Mateo 18, 18). Los Apóstoles comunicaron este poder a sus sucesores. Cada sacerdote lo recibe el día de su ordenación. Los que pretenden confesarse directamente con Dios van en contra de la palabra de Dios y se hacen gran daño a sí mismos y a los demás.

¿Qué dice la Iglesia? La Iglesia católica fundada por Cristo mismo, heredera legítima de los Apóstoles, guardián e intérprete exclusiva de la Sagrada Biblia, utilizó siempre el poder de perdonar los pecados. Mediante “el Concilio de Trento lanza anatema contra quien osara afirmar que este sacramento no tiene la virtud de perdonarlos pecados” (Denzinger 1701-1715).

Frutos de la Confesión: La confesión borra nuestros pecados, nos hace hijos de Dios devolviéndonos la gracia divina y los méritos de las buenas obras hechas anteriormente en gracia de Dios y que por el pecado se habían perdido. También recibe el alma nueva fortaleza para resistir y vencer las tentaciones, vivir en paz y alegría.

Para hacer una buena confesión se requiere que el penitente:

  1. haga un buen examen de conciencia;
  2. tenga dolor de sus pecados, junto con el propósito de no volver a cometerios;
  3. manifieste íntegramente los pecados que cometió;
  4. satisfaga la penitencia impuesta porel confesor,

El confesor bajo pena de pecado mortal tiene la obligación de guardar un silencio absoluto sobre la confesión…