Santoral

Santa Escolástica

Virgen

n. hacia el año 480 en Nursia, Italia;

† hacia el año 543 en Montecassino, Italia

Patrona de monjas. Protectora contra las lluvias y tormentas.

Santa Escolástica iba cada año a visitar a su ilustre hermano San Benito. Éste, no tolerando que una mujer entrase en su monasterio, la recibía en una casa cercana al Monte Cassino. En su última visita, rogó a su hermano prolongase hasta el día siguiente su piadosa conversación. Habiéndole respondido el santo que no podía pasar la noche fuera de su claustro, apoyó Escolástica su cabeza en la mesa, prorrumpiendo en lágrimas, y de inmediato Dios envió una violenta tempestad, para impedir a Benito el regreso a su monasterio. Tres días después, vio el santo el alma de su hermana subir al cielo en forma de paloma.

Oración: Oh Dios, que para mostrar la inocencia de Escolástica, vuestra virgen, hicisteis subir su alma al cielo en forma de paloma, concedednos por sus méritos y oraciones que vivamos una vida tan pura, que merezcamos llegar a las alegrías eternas. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Meditaciones

Sobre San Benito y Santa Escolástica

Santa Escolástica y San Benito

I. ¡Oh, cuán hermosa es la fraternidad fundada sobre el amor de Dios más aun que sobre la comunidad de la sangre! ¡Cuán bueno, cuán agradable es habitar en común, cuando la amistad está sellada con la misma fe, las mismas esperanzas y el mismo amor! ¡Cuán dulces son las conversaciones que tienen como tema a Dios! Hagamos reinar entre los nuestros esta amistad santa, tan provechosa para el alma. Que las alegrías del cielo, y no las vanidades de la tierra, sean la materia de nuestras conversaciones, y contribuiremos a hacernos unos a otros, mutuamente, dichosos en este mundo y en el otro.

II. San Benito se queja a su hermana de impedirle el regreso a su monasterio. “Que Dios te perdone –le dice–; ¿qué has hecho, hermana mía?” “Te pedí una gracia –le responde ella– y me la rehusaste; me dirigí a Dios y Él me ha escuchado”. Por buenos que sean nuestros parientes, Dios es mucho mejor aun. Cuando vuestra madre os olvidare –nos dice Él mismo–, Yo no os olvidaré. Pedid y recibiréis –nos dice Jesucristo–. Todo lo que pidiereis a mi Padre en mi nombre, Él os lo concederá. Reanimemos, pues, nuestra confianza; si nada obtenemos, es porque nos falta confianza.

III. Dios no sólo oye las oraciones de los que lo aman, sino aun los deseos de sus corazones. Santa Escolástica ni una palabra pronuncia; esconde su cara entre las manos para llorar; y, cuando levanta su frente, ha sido ya escuchado su deseo. Si queremos que nuestros anhelos sean acogidos por Dios, no tengamos, como nuestra santa, sino deseos puros. Si desea ella tener consigo a su hermano por más tiempo, es para hablar con él de las cosas del cielo. Oh Señor, poned en nuestros labios oraciones dignas de un cristiano, y dad a nuestros corazones deseos que podáis satisfacer.

Tened caridad en nuestras relaciones con el prójimo.

Orad por vuestra familia.

Meditaciones

Meditación sobre las enfermedades

I. Si padeces alguna enfermedad, recuerda que Dios te la envía para ejercitar tu paciencia; convierte en mérito el sufrir con resignación lo que no puedes evitar, hagas lo que hagas. Tus murmuraciones, tus impaciencias, no harán sino irritar tu mal y volverte desagradable a los demás y a ti mismo. ¿Cómo te conduces en tus enfermedades?

II. Sufre por amor a Jesucristo los dolores que te envía; son los dones y presentes que hace a sus amigos. Ofrécele todo lo que sufres; dile: “Señor, aumenta mi dolor, pero aumenta mi paciencia”. Piensa en lo que han sufrido los santos por Jesús; piensa en lo que Jesús ha sufrido por ti; pon tus ojos en su cruz, muy liviana te parecerá la tuya, y dirás: ¿Qué son estos sufrimientos en comparación de los de mi Dios?

III. Piensa en los suplicios del infierno que has merecido por tus faltas; este pensamiento te hará encontrar agradables tus dolores y te impedirá recaer en tus pecados. ¡Dios mío, soportaré tormentos mucho más crueles, si me prolongáis la vida para darme tiempo de hacer penitencia! Si no puedo soportar sin gemir un dolor tan breve, acompañado de todo el alivio posible, ¿cómo podría aguantar las penas del infierno? Los dolores sin fin de la otra vida pueden ser redimidos en ésta (San Euquerio).

Tened devoción a los Santos.

Orad por los enfermos.

Santoral

Santa Apolonia

Virgen y Mártir

† martirizada hacia el año 249 en Alejandría, Egipto

Patrona de dentistas. Protectora contra los dolores de muelas y enfermedades dentales.

Santa Apolonia de Alejandría era ya de avanzada edad cuando los paganos se apoderaron de ella y, después de haberla maltratado de mil maneras, le quebraron todos los dientes a fuerza de golpes. Enseguida la amenazaron con arrojarla en un gran fuego que habían encendido fuera de la ciudad; pero la Santa, impelida por la inspiración del Espíritu Santo y para mostrar que su sacrificio era voluntario, arrojose por sí misma en medio del fuego, dando su alma a Dios, el año 249.

En Alejandría, el triunfo de santa Apolonia, Virgen y Mártir, a quien, imperando Decio, primeramente arrancaron los verdugos todos los dientes, y después, preparada y encendida una hoguera, amenazaron con quemarla viva si no profería con ellos palabras impías; mas ella, deliberando un momento consigo misma, se desasió repentinamente de las manos de aquellos impíos, y encendida el alma en el fuego del Espíritu Santo, mayor del que le tenían preparado, espontáneamente saltó a la hoguera, dejando consternados aun a los mismos autores de la crueldad, al ver una mujer más pronta a morir que el verdugo a quitarle la vida.

Oración: Oh Dios, que entre los maravillosos efectos de vuestro poder habéis hecho obtener la victoria del martirio al sexo más débil, haced, os suplicamos, que celebrando el nacimiento al cielo de vuestra virgen y mártir Santa Apolonia, nos aprovechemos de sus ejemplos para marchar por el camino que conduce a Vos. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.