Oraciones

Día 4: Novena a María Auxiliadora

Por la señal de la santa cruz + de nuestros enemigos + líbranos, Señor, Dios nuestro +.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo +. Amén.

V./ Virgen Sacratísima, dígnate permitirme que te alabe,

T./ Dame fortaleza contra tus enemigos.

Oración preparatoria para todos los días

Oh Dios Todopoderoso y Misericordioso, que en defensa del pueblo cristiano estableciste admirablemente en la Beatísima Virgen María un perpetuo auxilio; concédenos propicio, que fortalecidos con tal protección, luchando en esta vida podamos en la muerte, conseguir victoria del enemigo maligno, por nuestro Señor Jesucristo. Amén. 

Día Cuarto

ORACIÓN PARA PEDIR LA PUREZA

¡Oh María Auxiliadora! Virgen purísima, espejo sin mancha, vivo reflejo de la luz de Dios! ¡ Ah! concédeme la gracia que te imploro… e inspírame el más grande amor hacia la bella virtud de los Angeles. Y puesto que para conservarla es vano todo propósito sin la fuga de las ocasiones, te suplico, oh dulce Madre mía, me socorras diariamente con tu santo auxilio para que huya de toda ocasión de pecado. Entretanto me ofrezco todo a Tí, y Tú oh Inmaculada Auxiliadora, haz que viviendo yo en la mortificación, en la humildad y en la oración, sea como un ángel en la tierra y goce un día con ellos en la gloria del Paraíso. Amén.

Padrenuestro, 3 Avemarías, Gloria

y la jaculatoria: María auxilio de los cristianos, ruega por nosotros.

Oraciones finales para todos los días

(Compuesta por San Juan Bosco)

¡Oh María Virgen poderosa! Grande e ilustre defensora de la Iglesia; Singular auxilio de los cristianos, terrible como un ejército ordenado en batalla. Tú sola has triunfado en todas las herejías del mundo, oh Madre, en nuestras angustias, en nuestras luchas, en nuestros apuros, líbranos del enemigo y en la hora de nuestra muerte, llévanos al Paraíso. Amén.

Súplica a María Auxiliadora

Necesitando un favor especial, y confiando en tu bondad, a Ti recurro, poderoso Auxilio de los Cristianos. Conocedor de las innumerables gracias que diariamente concedes a tus devotos, he puesto siempre en Ti toda mi confianza; y hoy, humildemente postrado a tus plantas, te suplico, con todo el fervor de mi alma, remedies mi necesidad (pídase aquí la gracia que se desea obtener). Bien sé, Madre querida que yo no merezco nada; y aún temo que mis culpas sean un obstáculo a tu bondad. Mas Tú puedes, dulcísima Señora, sacarme de este lastimoso estado y hacer que sirva con fidelidad a Ti y a tu divino Hijo, a fin de que yo también pueda experimentar la maravillosa eficacia de tu santo Auxilio. Amén.